Mayra Salazar vuelve a escena mediante un video en redes
La excomunicadora sentenciada por delincuencia organizada se pronuncia y dice que su regreso busca contar “su verdad”. Afirma haber sido víctima de 10 atentados y anuncia su “segunda oportunidad”.
“Fui una figura pública, fuerte, admirada. Fui todo lo que soñé ser, pero algunos de mis sueños me destruyeron”. Con esta frase inicia el video con el que Mayra Salazar, exasesora de comunicación y figura central del caso Metástasis, reapareció en redes sociales este jueves 11 de julio, tras casi cuatro meses de libertad.
Salazar fue sentenciada a 15 meses de prisión por delincuencia organizada, luego de colaborar con la justicia ecuatoriana en una de las tramas de corrupción más complejas del país. Hoy, desde el extranjero, anuncia que quiere “contar su verdad” y dejar claro que no busca justificarse, sino reivindicarse.
De figura pública a testigo clave
Mayra Salazar fue conocida en círculos políticos, judiciales y mediáticos por su trabajo como estratega comunicacional. Su nombre cobró notoriedad nacional en diciembre de 2023, cuando la Fiscalía reveló su vinculación con el caso Metástasis, una estructura delictiva que gestionaba beneficios penitenciarios y tráfico de influencias a favor del narcotraficante Leandro Norero, asesinado en octubre de 2022 dentro de la cárcel de Cotopaxi.
Durante la investigación, Salazar aceptó colaborar con la justicia, entregando grabaciones, conversaciones y documentos que implicaron a jueces, fiscales, policías y otros actores del sistema judicial. Su testimonio no solo fue clave para avanzar en Metástasis, sino que dio paso al caso “Purga”, en el que se procesó a varios jueces y funcionarios de la Corte Provincial de Justicia del Guayas.
Su cooperación le permitió obtener una reducción de la pena y salir en libertad el 14 de marzo de 2025, tras cumplir poco más de un año privada de libertad en la cárcel de Ambato.
“Tuve 10 atentados en mi contra”
En el video, Salazar asegura que su vida ha estado marcada por el riesgo desde que decidió colaborar con la justicia:
“Tuve 10 atentados en mi contra, pero resistí. Mi perseverancia me ha llevado a donde hoy me encuentro”.
Aunque no ofrece detalles ni evidencia sobre los supuestos atentados, su declaración apunta a una narrativa de persecución y supervivencia, un tono que se repite a lo largo del audiovisual de poco más de dos minutos.
Según fuentes cercanas al caso, Salazar fue incluida en un programa de protección de testigos y, tras su liberación, salió del país por motivos de seguridad. En el video, ella misma confirma que actualmente reside fuera del Ecuador, aunque afirma sentirse “más cerca que nunca de quien realmente es”.
¿Por qué reaparece ahora?
La pregunta que resuena tras la publicación es simple: ¿por qué ahora? En el propio video, Salazar da una respuesta directa:
“Reaparezco porque sigo recibiendo arremetidas de personas que hoy están sentenciadas y otras que están prófugas. No salí en libertad para esconderme, sino para reconstruirme”.
Esta afirmación sugiere que algunos de los personajes implicados en los casos Metástasis y Purga estarían ejerciendo presión, directa o indirecta, contra ella. Aunque Salazar no menciona nombres, las implicaciones son evidentes: su testimonio incomodó a sectores poderosos, tanto dentro como fuera del aparato estatal.
La reaparición, por tanto, no sería un intento de retorno a la vida pública convencional, sino una estrategia para protegerse a través de la visibilidad. En otras palabras, hacer pública su posición es también una forma de protección frente a eventuales represalias.
Una “segunda oportunidad” en clave de redención
El discurso de Salazar está cargado de simbolismo y relato de redención. Se define como alguien que “cayó en un abismo” pero no se escondió. “Di la cara, asumí mis responsabilidades”, dice. También sostiene que no se justifica ni se victimiza, pero sí reclama su derecho a una segunda oportunidad.
“Todos tenemos derecho a volver a levantarnos (…) Aquí no termina mi historia, aquí empieza mi propósito”.
Este mensaje puede entenderse como un intento por recuperar su identidad más allá del escándalo judicial. Para alguien que fue reconocida en círculos políticos y mediáticos, su detención y posterior rol como “testigo estrella” la convirtieron en un símbolo ambiguo: traidora para unos, valiente para otros.
Reacciones divididas: ¿víctima, cómplice o sobreviviente?
La reaparición de Salazar ha generado reacciones polarizadas. En redes sociales, algunos usuarios la acusan de ser parte del sistema corrupto que ella misma denunció. Otros, en cambio, la aplauden por haber tenido el coraje de colaborar con la justicia, aun sabiendo los riesgos que eso implicaba.
Expertos legales han señalado que el testimonio de Salazar ha sido determinante para evidenciar la infiltración del narcotráfico en el sistema judicial. Sin embargo, también recuerdan que su participación en la estructura fue real y que su condena, aunque reducida, valida su responsabilidad penal.
La imagen de Salazar, por tanto, queda entre dos narrativas: la de una cómplice que colaboró para salvarse y la de una mujer que decidió romper el silencio, aun cuando eso significara enfrentar el peligro.
¿Nuevo capítulo o estrategia comunicacional?
Aunque Salazar no ha anunciado un proyecto concreto —como un libro, documental o participación en medios—, el tono del video sugiere que su “propósito” podría tener un componente narrativo o mediático. Algunos analistas no descartan que busque reconstruir su reputación o incluso capitalizar su historia como parte de una nueva etapa personal y profesional.
Sin embargo, también cabe la posibilidad de que se trate simplemente de un acto de catarsis y advertencia, una forma de decirle al país —y a sus detractores— que no está derrotada, y que sigue observando.
Comentarios
Publicar un comentario