Fuerte sismo de 7,2 en Alaska activa alerta de tsunami

Un sismo fuerte y preocupante en la costa de Alaska

Redacción Catomedia

Un terremoto de magnitud 7,2 sacudió la costa de Alaska este miércoles 16 de julio, generando preocupación entre las autoridades y habitantes de la región por el riesgo inminente de un tsunami. El movimiento telúrico tuvo su epicentro aproximadamente a 87 kilómetros al sur de la ciudad de Sand Point, una localidad ubicada en la isla de Popof, frente a la península de Alaska.

El temblor se registró alrededor de las 12:38 p. m., hora local de Alaska, y fue lo suficientemente intenso como para activar las alarmas y sirenas de tsunami en diferentes comunidades costeras, incluyendo Old Harbor y otras localidades cercanas.

Alerta de tsunami: una medida preventiva crucial

Tras el sismo, el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos emitió una advertencia de tsunami para partes de Alaska, recomendando a la población que se mantuviera alerta y siguiera las indicaciones de evacuación para evitar tragedias.

En su cuenta oficial en la red social X (antes conocida como Twitter), el NWS informó:
"Se emite una ADVERTENCIA DE TSUNAMI para partes de Alaska después de que un terremoto de magnitud 7,2 a 50 millas (80 kilómetros) al sur de Sand Point, Alaska, a las 12:38 p.m. (hora Alaska) del 16 de julio".

Estas alertas buscan proteger a la población costera frente a la posible llegada de olas de gran altura, que podrían poner en riesgo vidas y bienes materiales.

Zonas afectadas y recomendaciones para la población

Además de Sand Point, otras ciudades como Cold Bay y Kodiak, ubicadas en la península y las islas cercanas, también se encuentran bajo la amenaza de un tsunami, razón por la cual las autoridades han pedido a los habitantes evacuar a terrenos elevados o dirigirse a pisos superiores dentro de edificios seguros.

El Servicio Meteorológico recomendó a los residentes de la zona:

• Evacuar inmediatamente hacia terrenos más altos.

• Evitar permanecer en áreas bajas o cerca del litoral.

• Mantener la calma y seguir las instrucciones oficiales emitidas por las autoridades locales y federales.

Hasta el momento, no se han reportado daños materiales significativos ni víctimas, pero las autoridades mantienen un monitoreo constante de la situación y permanecen en alerta máxima ante cualquier eventualidad.

Impacto potencial de un sismo de esta magnitud

Según datos de la Universidad Tecnológica de Michigan (MIT), un terremoto con magnitud entre 7 y 7,9 tiene la capacidad de generar daños graves en las áreas cercanas a su epicentro. Estos daños pueden incluir desde la destrucción parcial de infraestructuras, interrupción de servicios básicos hasta posibles deslizamientos de tierra y tsunamis.

En este sentido, la magnitud 7,2 que alcanzó el sismo en Alaska está dentro de un rango considerado altamente peligroso, especialmente en zonas costeras donde el riesgo de tsunami es significativo debido a la proximidad al océano.

Geografía y sismicidad de Alaska: un territorio vulnerable

Alaska es una de las regiones con mayor actividad sísmica en Estados Unidos y el mundo, debido a que se encuentra en la convergencia de placas tectónicas importantes, como la Placa Norteamericana y la Placa del Pacífico. Esta dinámica tectónica genera con frecuencia movimientos sísmicos que pueden variar en intensidad y causar diversos efectos geológicos.

La península de Alaska y sus islas adyacentes, como Popof, son particularmente vulnerables a sismos y tsunamis, dado que la actividad submarina puede desplazar grandes masas de agua, originando olas destructivas que impactan las costas con fuerza.

Historia de terremotos y tsunamis en Alaska

Históricamente, Alaska ha sufrido eventos sísmicos muy fuertes y destructivos. Por ejemplo, en 1964, el terremoto de magnitud 9,2 que afectó la región generó un tsunami que causó la muerte de más de 120 personas y enormes daños materiales. Este evento es recordado como uno de los más poderosos y devastadores en la historia de Estados Unidos.

Este antecedente ha impulsado a las autoridades a establecer sistemas avanzados de alerta temprana y protocolos de evacuación para minimizar riesgos y proteger a la población ante nuevos movimientos sísmicos.

Sistemas de alerta y respuesta ante tsunamis

El sistema de alerta de tsunamis en Alaska funciona a través de una red de sensores sísmicos y mareógrafos que detectan cambios bruscos en el nivel del mar y en la actividad tectónica. Cuando se registra un sismo capaz de generar un tsunami, las sirenas se activan en las zonas costeras, acompañadas de comunicados oficiales que instruyen a la población.

Además, agencias como la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) colaboran estrechamente con el NWS para difundir información actualizada y coordinar acciones de emergencia.

Preparación comunitaria y desafíos pendientes

La reciente alerta ha puesto nuevamente en evidencia la importancia de la preparación comunitaria frente a desastres naturales. Las autoridades locales y federales insisten en la necesidad de que los residentes de las zonas costeras conozcan las rutas de evacuación, puntos seguros y procedimientos ante emergencias de tsunami.

Sin embargo, existen desafíos relacionados con la dispersión geográfica de las comunidades, la accesibilidad a recursos y la educación preventiva, especialmente en áreas rurales o con población indígena.

Vigilancia y prevención como claves ante la amenaza natural

El terremoto de magnitud 7,2 que sacudió la costa de Alaska es un recordatorio de la constante vulnerabilidad que enfrentan las regiones situadas en zonas sísmicas. La rápida emisión de la alerta de tsunami y las recomendaciones de evacuación han sido clave para proteger a la población y mitigar posibles daños.

Mientras se mantiene la vigilancia y el monitoreo de la situación, las autoridades hacen un llamado a la calma y a la colaboración ciudadana para atender las instrucciones y prepararse para cualquier eventualidad.

La ciencia y la tecnología continúan siendo aliados fundamentales para anticipar y responder a estos fenómenos, pero la responsabilidad de la prevención también recae en la comunidad y en su capacidad de resiliencia ante la fuerza de la naturaleza.